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Chile 2010. Valparaíso.

Día 3, lunes 30 de agosto 2010. I Parte.
Partimos hacia Valparaíso a las 8:30 horas, así que hemos tenido que madrugar un poco. Nos viene a recoger Willy, el guía, nuestras compañeras son Renata y Leticia de Brasil (Sao Paulo), Carmen Rosa y Pamela de Perú (Lima). Nuestra primera parada es para tomar un café y sacarnos una foto con una llama. La segunda parada es en un puente donde podemos observar los viñedos, antes de llegar a Casablanca.



Debido a las heladas que se producen en invierno en este valle se han colocado unos ventiladores para eliminarla y de esa forma no estropear las cepas, antes se hacían con helicópteros. El vino que más se produce en la zona es el blanco.




Llegamos a Valparaíso a las 11 horas. Entramos por la Avenida de Argentina. Podemos comprobar como la mayoría de las casas se encuentran situadas en los cerros. Subimos hasta la casa de La Sebastiana, una de las tres viviendas de Pablo Neruda, al ser lunes está cerrada. Bajamos hasta la nueva Plaza de Armas (plaza Victoria), donde sacamos fotos de la Catedral y de la fuente (pileta). Nuestra próxima parada es la plaza de Sotamayor, donde se encuentra la antigua residencia de verano de los presidentes del país, hoy Comandancia Zona Naval.



También podemos contemplar el edificio de correo, el monumento a los Héroes de Iquique. Impresiona ver como se levanta un edificio moderno dentro de la fachada de un edificio antiguo, respectando así toda la fachada. Cruzamos la calle y nos vamos al puerto, donde podemos comprobar el tráfico de barcos existente, así como pasear por su mercado de artesanía. Ahora nos dirigimos hacia el ascensor de Artillería, inaugurado en 1893. Estos ascensores permiten subir a la gente a los cerros, es decir donde están sus casas, y no tener que subir tantas escaleras, o en nuestro caso a un mirador que nos permite ver unas impresionantes vistas de la bahía. El precio del ticket o boleto es de $300 (Pesos chilenos).



Ahora nos vamos a almorzar a la otra punta de la bahía, antes de llegar a Viña del Mar. El restaurante es de lujo, y con unas buenas vistas. Aquí sólo tengo que decir, nadie nos preguntó si queríamos comer en dicho sitio, a ninguno de los seis componentes del grupo. Es la única pega que le pongo a la agencia, menos compromisos y más posibilidad de elegir donde quiere uno comer, si lo ponen en el paquete de excursión lo incluyen en el precio. Todo esto ya se lo diré directamente a la persona responsable. Nos leemos.


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