India 2014: Jaswant Thada.
Una vez
terminada la visita a la fortaleza cogemos la misma carretera que usamos antes para
subir, cuando bajamos a unos 2 kilómetros a la izquierda tenemos un pequeño
cruce que nos permite llegar a nuestra segunda visita del día.
Encontramos
un pequeño lago donde unas aves negras, buscan comidas y se refrescan, ya que
hace mucho calor. Nos dirigimos hacia la zona donde están las taquillas, los
precios son los siguientes: entrada 30Rps, cámara de foto 25 Rps y cámara de
video 50 Rps. En la misma oficina se nos ofrece un guía de habla hispana por un
precio fijo, que ahora mismo no recuerdo, decidimos no contratarlo.
La entrada
hasta el mausoleo está bien arreglada, el color rojizo y el verde de los
arboles le da un gran encanto.
Llegamos a las escalinatas que nos
permite acceder a este templo o palacete. Este monumento de mármol blanco,fue
construido por el hijo de Jaswant Singh II para su padre, es conocido por el
sobrenombre del “pequeño Taj”. Algunos dicen que el apodo es exagerado, nosotros no vamos a entrar en esos detalles, pero el mármol blanco le da un encanto especial a este templo.
Una vez que nos descalzamos subimos las
escaleras, y podemos oír de fondo el sonido de una flauta. El sonido viene
desde una de las ventanas, donde podemos ver a un hindú tocando dicho
instrumento.
Construido en 1899, el cenotafio tiene
algunos hermosos jalis (celosías de mármol tallado) y el color blanco y el
silencio que reina en este lugar le da una magia especial a la zona.
En su interior encontramos al flautista,
y un mausoleo con fotos de algunos maharajás. Como ya sabíamos lo que tocaba con el flautista,
pues nos sacamos unas fotos con él y luego le dimos una propina. Paseamos por
el interior de este templo, que la verdad que no tiene nada más que ver, su arquitectura
y observar a través de sus hermosas ventanas.
Desde el exterior tenemos unas buenas
vistas de la fortaleza. Luego paseamos por el jardín, donde encontramos algunas
tumbas de la familia de los maharajás.
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