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Siria 2009. Alepo, III Parte.

Jueves, 3 de septiembre de 2009.



Tomamos una de las calles que está enfrente de una de las salidas del zoco, nos dirigimos hacia el hotel. Antonio nos comenta que no ha encontrado nada para su nieta. Paseamos por estas calles, a ambos lados hay más comercios, en uno de ellos observamos que sólo hay ropa para niños, así que entramos para comprar el traje para la nieta de Antonio. Voy a intentar narrar lo que sucedió en esta compra, porque parecía sketch cómico. Son la 18:10 horas, cerca de la hora del parón de las tiendas, donde cierran para comer y rezar. Cuando entramos había un señor completamente de blanco sentado detrás de un mostrador, escribiendo en un gran libro de contabilidad, su señora al lado, y dos chicos que son los vendedores. Comienza la elección del vestido para la nieta de Antonio, imaginen por un momento la tienda, de unos 4 metros de ancho y unos 16 de largo, más o menos, sobre todo para que se den cuenta de que no era muy ancha. En las paredes laterales, estaban llenas de trajes de chicas y de chicos, de todos los colores y forma posible. Comienza la compra, Beatriz e Inma seleccionaban los trajes, uno de los chicos bajaba el traje lo miraban, Antonio hacia algún comentario, y otra vez a la percha, bajaban otro y volvían a las andadas, así unos cuantos más, y yo sentado en una silla hablando de fútbol con el otro chico que era del R. Madrid, y yo me ponía a cantarle el himno del Barça, y él con el dedo que no, que no y yo más le cantaba, el con Cristiano y yo con Messi. Antonio de vez en cuando le decía que no, que el R. Madrid no sirve, aquello parecía…., no sé yo. Para rematar el señor de blanco se animo a hablar, cerro el libro y miraba para Antonio y le dice “tú árabe, eres árabe” y Antonio que no, que soy de España, y el otro que no tu árabe, señores todo esto en cosa de unos veinte minutos, aparecen dos chicos más en la tienda, fuerte panorama, un chico, Inma y Beatriz con los vestidos, tres chicos y yo con el fútbol, Antonio en todo y "contra todos", y el señor diciéndole a Antonio “tú eres árabe”, y la mujer desapareció, no nos dimos cuenta. Al final, Antonio compro dos vestidos para su nieta y todos los chicos de la tienda se fueron a comer, y nosotros pasamos un buen rato.



De camino hacia el hotel, cuando cruzábamos una de las calles, oímos unas pitas y gente discutiendo, dos coches venían tocándose las pitas y los chicos que iban al lado del copiloto se iban diciendo algo, que no sabemos, uno de los coches se cruza delante del otro, se bajan, uno se quita la camisa se vuelven a gritar, todo esto en el centro de la calle, el tráfico colapsado y todos mirando, pero en ningún momento se tocan, se vuelven a subir a los coches, caminan unos metros y se vuelven a arrimar a un lado de la carretera, se vuelven a bajar y las mismas acciones, vuelven a subirse y siguen. Sin comentarios.

Llegamos al hotel, sobre las nueve cenamos y nos fuimos a la misma terraza del hotel, que está en la última plaza como el restaurante a tomar algo, a fumar una narguile y a oír música en directo, ya que hay un grupo tocando, música instrumental, así acaba este día tan intersante. Nos leemos.

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