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Siria 2009. Alepo, II Parte.

Jueves, 3 de septiembre de 2009.
Nos dirigimos hacia la guagua (autobús). Después de un pequeño recorrido llegamos al barrio Armenio, o el barrio Jdeida. Es un barrio con calles muy estrechas, situado fuera de las murallas, con un gran encanto, y donde podemos ver algunas de las principales construcciones cristianas de la ciudad. Llegamos hasta la catedral maronita, la iglesia griega católica. Seguimos por una de las calles estrechas, a la derecha de la catedral, el guía busca el restaurante donde vamos a comer. Una vez más nos quejamos de que siempre elija él el lugar sin dar más opciones, por lo tanto seguimos nuestro camino, nos da una hora y cuarto para comer, no vamos a ceder así que no comemos donde él nos dice. Seguimos paseando por estas calles tan estrechas, hasta llegar a un restaurante que nos gusta, nos quedamos Beatriz, José, Inma y yo; Marga, David, Charo, Felipe y Antonio siguen en busca de una frutería, Ainara, Virginia y Cristina toman otro camino. El restaurante donde vamos a comer, tiene una bonita decoración, subimos al segundo piso, una vez que nos toma la comanda el camarero, llega el tema de la bebida y sí, hay cerveza. Comemos muy bien y a un buen precio. Cuando estamos terminando de comer, llegan nuestros compañeros, se toman algo de beber, un solo problema, Felipe tiene un esquince, no parece muy grave.


Nos dirigimos hacia el punto de encuentro con el resto del grupo, aún no han terminado de comer, ellos tienen más tiempo que nosotros van con el guía y ellos pagan comisiones, por lo tanto tienen más privilegios. Pero nosotros no perdemos el tiempo, la espera nos permite, entrar en tiendas donde se venden plata, comprar, regatear, y conocer gente. Por ejemplo, me siento en uno de los bancos que hay en una pequeña plaza que se encuentra delante de estas tiendas donde estamos comprando. Se me acerca un chico joven, unos nueve años, me muestra unos paquetes de chicles, por supuesto me lo quiere vender, al lado nuestro se encuentra un limpia botas, son conocidos. Comenzamos hablar, el chico y yo, en inglés, bueno yo chapurreo el inglés, así que nos entendemos, me comenta que es armenio, que habla cinco idiomas, una de ellos el español, bueno, sólo domina alguna palabras pero no más, lo suficiente. Al final quedamos que si me acompaña, hasta la tienda donde se encuentra Antonio, y le dice “Antonio me compras un paquete de chicle”, yo le compro uno de los paquetes. Pues él cumple su palabra, y yo también, este chico es un fenómeno. En lo que me despisto unos minutos desaparece de la zona, ya ha conseguido lo que quería vender un paquete de chicle. Una vez reunido todo el grupo, nos dirigimos hacia la guagua.
Vamos a visitar la Gran Mezquita Omeya (Jami Zakarikye), es la mezquita más grande de Alepo, data del siglo VII, se ha construido sobre la antigua iglesia bizantina de Santa Elena. Tenemos que esperar unos 15 minutos a que termine la oración. En la calle principal que está delante de la mezquita podemos observar unos balcones de madera muy bonitos. Mientras esperamos, vemos pasar mucha gente hacia la mezquita y a nuestras espaldas, ya que tenemos una de las calles que permite entrar al zoco, por lo tanto podemos comprobar un gran ir y venir de gente. Todo esto está acompañado por un gran atasco en las calles que se encuentra delante de la mezquita. Una vez terminado la oración, entramos, las mujeres tienes que ponerse una túnica y todos nos tenemos que descalzar. Cuando entramos aún queda muchas personas en su interior, rezando y hablando entre ellos.Una vez terminada la visita nos dirigimos hacia el zoco, uno de los más importantes de Siria. Comenzamos todos juntos la visita, pero en poco tiempo nos vamos separando, debido a la gran cantidad de tiendas que hay y las numerosas calles, en una de las primeras tiendas que visitamos todos juntos es una de jabón, la ciudad de Alepo es muy conocida por su jabón, el tendero nos preguntas si somos catalanes o españoles normales, José se agarra un rebote con el tendero de aupa. Seguimos metiéndonos en este laberinto de calles y tiendas, por el camino nos vamos separando, quedamos Marga, Charo, Beatriz, Felipe, David, José, Inma y yo, hasta llegar a una tienda de plata, hay nos volvemos a separar nos quedamos Beatriz, Inma y yo. Seguimos visitando este gran zoco, en algún sitio he leído que tiene unos 20 km, no lo recuerdo bien, pero bastante largo sí que es. En uno de los puestos ambulantes, Beatriz compra una pequeña calculadora, ya que la suya se la había regalado a un comerciante en Palmira. Llegamos a la zona de la carne, que pasada, aquí sanidad pasa de todo. Encontramos Antonio, que lo habíamos perdido al principio de la visita. Los cuatros intentamos salir del zoco. Nos leemos.....
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