Jordania 2009: Wadi Rum.
Jueves, 10 de septiembre de 2009.
Hoy nos recogen a las 10 horas, así que tenemos tiempo para prepara la maleta, y una mochila para nuestra estancia en el desierto, y desayunar tranquilos. Nos despedimos de Petra. Nuestra primera parada es a las afueras de Petra, donde podemos contemplar el Valle de Araba una vez más pero desde otro punto diferente. Seguimos camino hacia nuestro nuevo destino, después de dos horas y media hacemos una nueva parada técnica para ir al servicio y tomar un té. Después de una hora y media de recorrido llegamos al Centro de Visitantes de Wadi Rum, si nuestra próxima visita es el desierto de Wadi Rum. Este desierto fue escenario de la revolución árabe que lideró el legendario Lawrence de Arabia en 1917. Comentan que es uno de los desiertos más bonitos del mundo, porque es el único que tiene montañas, eso dicen, la verdad que las montañas entre tanta arena le da una aspecto diferente. Desde el mismo centro de visitantes podemos contemplar la montaña más famosa de este desierto, Los Siete Pilares de la Sabiduría, que debe su nombre al libro de T.E. Lawrence que fue inspirado durante su estancia en este lugar.
Hoy nos recogen a las 10 horas, así que tenemos tiempo para prepara la maleta, y una mochila para nuestra estancia en el desierto, y desayunar tranquilos. Nos despedimos de Petra. Nuestra primera parada es a las afueras de Petra, donde podemos contemplar el Valle de Araba una vez más pero desde otro punto diferente. Seguimos camino hacia nuestro nuevo destino, después de dos horas y media hacemos una nueva parada técnica para ir al servicio y tomar un té. Después de una hora y media de recorrido llegamos al Centro de Visitantes de Wadi Rum, si nuestra próxima visita es el desierto de Wadi Rum. Este desierto fue escenario de la revolución árabe que lideró el legendario Lawrence de Arabia en 1917. Comentan que es uno de los desiertos más bonitos del mundo, porque es el único que tiene montañas, eso dicen, la verdad que las montañas entre tanta arena le da una aspecto diferente. Desde el mismo centro de visitantes podemos contemplar la montaña más famosa de este desierto, Los Siete Pilares de la Sabiduría, que debe su nombre al libro de T.E. Lawrence que fue inspirado durante su estancia en este lugar.
Nos subimos en un 4 x 4 que nos va a llevar a nuestro campamento, nuestra primera parada es un lugar, donde tenemos unas vistas impresionante de este desierto, donde tenemos que caminar, a lo lejos podemos comprobar el paso de un tren. Volvemos al todoterreno, en el todoterreno de atrás donde va Antonio, se tiene que parar, porque ha perdido su gorra, la recupera y proseguimos.
La siguiente para es para subir a una duna, no todos subimos, Ainara, Inma, José, David y yo somos los que subimos. Al llegar arriba tenemos unas vista general del desierto, bueno de una parte. Bajamos y volvemos al 4 x 4, nuestra próxima parada es en una jaima, donde pudimos contemplar unas pinturas rupestres que se encontraban pintados en unas de las rocas, tomamos té e hicimos algunas compras. Volvimos a ser una pequeña parada, para unas fotos. Llegamos al campamento, nos indican la habitación, donde dejamos la mochila y salimos a comer.
Una vez que terminamos de comer nos sentamos todos a la sombra, a hablar y a contar nuestras vivencias, también estaba el guía y el chofer, que nos trajo té para todos. Estuvimos hasta las 6 de la tarde hablando, luego nos fuimos caminando hasta una de las montañas que se encuentran al lado del campamento para ver el atardecer. Una vez que contemplamos el atardecer, sacamos algunas fotos, volvimos hacia el campamento.
Nos preparamos para cenar, alrededor de una gran hoguera, estamos los dos grupos de españoles y otro de norteamericanos. La cena es un bufet, todo acompañado por tres hombres que tocan y cantan a la luz de la hoguera. A los pocos minutos conocimos a Shabola, el protagonista del campamento, es el encargado de repartir las narguiles y de poner carbón. Unas vez que hemos terminado nos retiramos a los asientos que habíamos usado por la tarde para la charla, ahora con varias narguiles, comenzamos a fumar y a hablar hasta la una de la madrugada, entre catada y catada, un grito llamando a Shabolaaaaaaaaaaa, y él respondía Antonioooooooooooo. Así se nos fue la noche entre catadas, gritos y risas. Recuerdo que Beatriz se fue a dormir, pero se tuvo que volver porque cerca de la habitación había alguien que roncaba mucho, ya que esto es un campamento y las habitaciones estaban separadas por una tela de color negro.
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