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Jordania 2009: Taxis en Ammán.

Lunes, 7 de septiembre de 2009.



Nos dirigimos hacia una de las calles que se encuentran cerca de los baños turcos. Tomamos un taxis, no tenemos problema con el taxímetro lo pone a la primera, le indicamos que queremos ir al restaurante Tanourin, situado en la calle Um uthaina Str. José se encarga de decírselo en inglés y darle el papel que nos había escrito la chica de los baños turcos. Una vez todos en el coche comienza nuestra aventura por las carreteras de Ammán, con el taxista más loco del momento. En pocos minutos, circulamos por una circunvalación que no habíamos visto, estamos por la zona nueva de la ciudad, o eso aparentaba.


Taxi que si pone taxímetro.

Nos encontramos en un gran atasco, ¡comienza la película!. Bajamos por una vía con dos carriles para cada dirección, pero nosotros vamos por el segundo carril que sube, es decir, en sentido contrario, porque los dos de nuestro lado están atascados. Los coches que se suben, se van arrimando al otro carril, llegamos a un cruce que me recuerda a los videos que veo en internet coches cruzados de todas las formas posibles pero sin ningún rose, ahora nos metemos a la izquierda, bajamos por una calle hasta el final de la carretera, cambio de idea, este camino nos lleva directo al atasco, marcha atrás, y cogemos por otra calle. Nosotros no sabemos si reírnos, si llorar o saltar del coche. Entramos de nuevo a la circunvalación pero antes pasamos por un terreno de tierra, estamos en un atasco monumental y este hombre pasándose de un carril a otro. Damos la vuelta y nos pasamos al otro sentido, paramos en un cruce, el taxista saca la cabeza por la ventanilla y le grita a otro del mismo gremio, le está preguntando ¿dónde está el restaurante?, ¡esto no puede estar ocurriendo!, no sabe dónde está. Después de no sé yo cuantas calles y cuantos cruces llegamos al restaurante.¡¡¡¡¡ Por fin ¡!!!! Y todo esto por 3 dinares, señor taxista lo que usted acaba de hacer para llegar a este restaurante no tiene precio.
Ahora viene lo más fuerte, el restaurante está cerrado. Si el ramadán, abren a las 18:30 horas aproximadamente, esto no puede ser, ¿cogemos el mismo taxi para volver? NOOOOOOOOOOO. ¡!!!

Nada nos calmamos, y cruzamos de calle, estamos en una zona de pasta, zona VIP. Compramos agua, y comenzamos a caminar, por una zona residencial de chales. Cuando veníamos con el taxista nos dimos cuenta de una zona de restaurante que había en la vía principal de la circunvalación. Después de callejear unos minutos llegamos a dicha zona, todo cerrado menos un pizzería, que estaban limpiando y preparándose para abrir, le comentamos si nos puede atender y nos dice que solo nos puede vender comida para llevar, pues bien ¡!ponga unas pizzas!¡, y le comentamos que nos la vamos a comer aquí fuera, y nos dice que de eso nada, que no se puede comer en la calle. Pues que lo sentía pero que no nos pueden vender nada, le comentamos que a donde podemos ir a comer, y nos dice que por aquí en ningún sitio. A los pocos minutos vuelve a salir con un muchacho que había llegado hace unos pocos minutos al local, y nos explica que hay un centro comercial llamado Moll, donde hay restaurantes y locales de comida rápida, que están abiertos. Cruzamos la vía por un paso subterráneo y cogemos un taxi, si señores un taxi, pero todo muy bien, en unos minutos después de coger un poco de atasco llegamos al centro comercial. Aún queda más, la mayoría de los restaurantes están cerrados, uno tenía la puerta media abierta preguntamos y nos comenta que no, al lado hay uno totalmente abierto, es un local donde hace bocatas. Le preguntamos si podemos comer, nos comentan que sí, hay una chica comprando y nos comenta que no hay problemas, pedimos los bocatas y nos sentamos fuera en una mesas que están en el exterior del local, porque el local solamente tiene la barra para servir los bocatas y el mostrados con los ingrediente que el cliente selecciona para que le hagan el bocata, todo muy bien limpio y presentado. Nos miran mal, pero pasamos. Me ha puesto de mal humor esta postura de no vender de comer hasta que se termine el Ramadán, pero al final hemos podido comer, pero los momentos de “mala leche” no nos lo quita nadie. Una vez satisfecho el estómago, nos damos una vuelta por el centro comercial, muchas tienda aún no están abiertas, son las 17:00 horas. Volvemos a hacia la vía principal para coger un taxi, el primero que para no quiere poner el taxímetro, esperamos por otro, éste si lo pone. Nos dirigimos hacia el centro de la ciudad, donde se encuentra el teatro romano, porque ya lo del centro lo pongo en duda, esto es muy grande. Una vez que llegamos, paseamos un buen rato por las calles, viendo tiendas y más tiendas. Al final decidimos volver al hotel, el primer taxi es para Antonio. Ahora nos toca nosotros, la verdad que no se cuanto tiempo estuvimos esperando por un taxi, porque muchos paraban pero nadie quería poner el taxímetro, que pesadez con el tema de no querer poner el taxímetro, y querer cobrarnos 5 dinares un trayecto de unos 2 dinares. Al final paro un taxista, a los pocos metros nos comenta si puede parar un momento en un pequeño local a recoger algo de bebida, creo que es té, sin problema le comentamos. Sobre la marcha le tienen preparado la bebida, seguimos camino, la calles están vacías, y la carretera igual. Así que este hombre le pisa al coche, como un tiro, al mismo tiempo bebiendo y fumando, esto sí, es muy educado varias veces nos ha invitado a beber y a un cigarro, y nosotros le comentamos que no. Al final llegamos al hotel de una sola pieza, vivos y sanos, que día llevamos con los taxistas de esta ciudad. Subimos a la habitación una ducha y a cenar que el día ha sido muy fuerte en emociones. En la cena nos encontramos con Beatriz, que nos comenta que el masaje ha sido genial, y nosotros le contamos nuestra gran aventura por las carreteras de Ammán, ella de relax y nosotros de emociones hasta los……..Nos leemos.




Taxi que no suele poner el taxímetro.


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