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Jordania 2009: Ammán.

Lunes, 7 de septiembre de 2009.
Hoy tenemos el día libre, ya que la agencia que nos atiende en Jordania, ha preferido ganar más dinero llevando al otro grupo a Damasco, porque le compran la excursión, y a nosotros nos comentan que veamos la ciudad de Ammán por libre, y a correr. Así que nos levantamos más tarde de lo acostumbrado en este viaje, a las 8:00 horas, que tampoco es tarde que digamos.


Salimos los cuatros, nuestro destino es llegar al centro de la ciudad donde hemos estado las noches anteriores. Cogemos un taxi, primer problema del día, el taxista en vez de bajar coge a la izquierda y sube, a donde va este ¡por favor!, déjenos por aquí, no hemos caminado ni 50 metros. Buenos sobre la marcha para otro taxi, mientras hablamos con él, detrás ya hay otro esperando, el primero nos comenta que no pone el taxímetro, entonces le comentamos que no, se nos enfada, grita y se va maldiciéndonos en árabe. El siguiente si pone el taxímetro. Llegamos al centro de la ciudad, donde hemos quedado con Antonio, Marga, Charo, David y Felipe. Una vez reunido el grupo nos dirigimos hacia el teatro romano, la entrada nos costó un dinar. Este teatro tenía una capacidad para 5.000 personas, fue construido en el siglo II de nuestra era. En su interior está el museo del Folclore y el de Tradiciones Populares. Una vez terminada la visita, sentado a la sombra de uno de los muros del teatro, Marga y David les preguntan a los guardias del teatro, como podemos llegar caminando a la ciudadela, que la tenemos al otro lado, ubicada en la cima de una colina. Cruzamos el foro, donde a su derecha tenemos un pequeño teatro que está totalmente reconstruido del siglo II. Luego tuvimos que cruzar la vía principal, subir una escaleras de no se cuantos escalones, llegamos a una nueva calle, donde podemos comprobar una panorámica del teatro y de la ciudad. En este lugar un hombre nos comentan que no podemos fumar ni beber en la calle porque estamos en ramadán, así que tuvimos que pagar el cigarro, porque estaba algo molesto, así una vez más, la libertad queda entredicho, que no somos musulmanes, bueno no quiero entrar en estos temas.



Seguimos subiendo, ahora seguimos una carretera, están en obras, llegamos a la ciudadela, entrada dos dinares por persona. La Ciudadela, en forma de L, ha estado habitada desde, al menos, la Edad del Bronce Antiguo, muestra de ello son las sólidas murallas pertenecientes que se han excavado en el suroeste de la montaña. La mayoría de lo que podemos contemplar hoy en día son restos romanos, bizantinos y omeyas que dan fe de lo que una vez hubo allí. Uno de los monumentos más significativos en el Templo de Hércules, la edificación romana más significativa, se construyó, siendo Geminius Marcianus gobernador de la provincia de Arabia (162-166 d.C), dedicado a los co-emperadores Marcus Aurelius y Lucius Verus. También podemos visitar el palacio de los Omeyas, data del siglo VIII. Aún perdura el monumental vestíbulo, conservando toda su altura. Primero hemos pasado por el museo arqueológico que se encuentra en dicha ciudadela. Una vez terminada la visita cogemos un taxi nos dirigimos hacia un baño turco, donde Beatriz, Charo, Marga, Felipe y David van a tomar un baño y un masaje. En el camino pasamos por una de las calles donde vuelvo a contemplar que todas las tiendas que están ubicadas en esa zona se dedican a lo mismo, en este caso a mascotas, es una característica de esta ciudad y creo que de muchas más ciudades árabes. Llegamos a los baños turcos, primero pasan las chicas, nosotros nos quedamos tomando un té y conectados a Internet. A los pocos minutos llegan Virginia, Cristina y Ainara, que también tienen hora. José, Antonio, Inma y Francis hemos decidido ir a un restaurante a comer, así que salimos en busca de un taxi. Continuara….

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