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Siria 2009. Alepo, I Parte.

Jueves, 3 de septiembre de 2009.
Desde la terraza del hotel, en la Ćŗltima planta, con vistas a la ciudad hemos desayunado este sexto dĆ­a. Salimos a las 8:30 horas, nuestra primera visita es la basĆ­lica de San SimeĆ³n el Anacoreta. DespuĆ©s de unos 60 kilĆ³metros de recorrido llegamos a la basĆ­lica. San SimeĆ³n el Estilita era un monje que en el s. V se encadenĆ³ en lo alto de una columna (aproximadamente a 20 metros) durante 38 aƱos para estar mĆ”s cerca de Dios. Predicaba allĆ­ y daba consejo a los peregrinos. Tras su muerte en el 459 d. d. C. se construyĆ³ en su honor la iglesia mĆ”s grande de la Ć©poca. El complejo estĆ” formado por un monasterio, un baptisterio con una iglesia adyacente, una caracterĆ­stica de iglesia de mĆ”rtires que consiste en 4 basĆ­licas unidas alrededor de un Ć”rea semioctogonal en forma de cruz griega, en la parte posterior encontramos un cementerio. Lo mĆ”s que me ha sorprendido es la forma de bautismo, entrabas por una puerta y salĆ­a por otra, es decir una pila o un hueco en el centro y una escalera a ambos lados, una parte cerrada y la otra abierta, en la imagen lo podemos observar. Esta zona estĆ” considerada una de las ciudades muertas, debido a su abandono. AquĆ­ nos encontramos con un chico, de ojos lindos y callado, que vendĆ­a fruta, que Beatriz le compro una, pero le comento que se la comiera Ć©l despuĆ©s, pero ni “mu”, no se inmuta.
Regresamos hacia la ciudad, para visitar la ciudadela. La ciudadela fue fortificada en el siglo X, que desempeƱo un importante papel durante las agresiones de los cruzados. Tiene un impresionante foso, que rodea totalmente la ciudadela. La colina esta a 61 metros de altura, sĆ³lo accesible a travĆ©s de un puente que atraviesa el foso. Impresiona encontrarse al lado de dicho foso y observar lo difĆ­cil que tenĆ­a que haber sido atacar dicha fortaleza. Antes de entrar, el guĆ­a nos da unas explicaciones delante de la entrada, es un dĆ­a muy caluroso, y buscamos sombra bajo un Ć”rbol mientras el guĆ­a nos da una pequeƱa e interesante introducciĆ³n del lugar.

Una vez que entramos por la puerta que nos permite acceder al puente, que nos llevarĆ” a la ciudadela, podemos ver como impresiona aĆŗn mĆ”s esta fortaleza. AquĆ­ recuerdo, que Antonio se iba a sacar una foto en este bonito lugar, Marga apunta y antes de dispara me coloco detrĆ”s de Antonio y sĆ³lo alzo los brazos de tal forma que no se da cuenta de la broma, al mirar la foto y dice que bonita, no se da cuenta, debido a que ha dejado las gafas en el hotel del primer dĆ­a, si seƱores en Jordania, y lleva toda la visita de Siria sin sus gafas, pero Ć©l como si nada, es todo un campeĆ³n, las fotos tienen que ser de …., cuando puedas pĆ”sanos alguna. Una vez que estamos dentro podemos observar que existiĆ³ en su Ć©poca una ciudad detrĆ”s de estos muros, con sus calles, casas, baƱos, teatro, y mezquita. En la parte superior tenemos unas bonitas panorĆ”micas de la ciudad de Alepo. Algo que me dejo confuso es ver a muchos jĆ³venes saltando de azotea en azotea, siguiendo a los grupos, saltando de calle en calle jugĆ”ndose el fĆ­sico en cada salto, le pregunto al guĆ­a y me comenta que son los vigilantes, si tĆŗ lo dices, pero la vestimenta no me compense, asĆ­ que me quedo con la duda, aunque tengo mi hipĆ³tesis.
Una vez terminada la visita nos acercamos al caravanserai que se encuentra enfrente de la ciudadela, hoy en dƭa estƔn ocupados por tiendas de artesanƭa, algunos aprovechamos para cambiar dinero. En lo que algunos compaƱeros hacen compras, nosotros nos sentamos en la parte exterior a ver pasar a los ciudadanos de Alepo, se nos acerca unos niƱos, despuƩs de un rato sentados a nuestro lado sin decirnos nada, solo nos miramos, nos pide la hora y se van, es lo que hay.

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