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Siria 2009. Visitas: Serjelleh y Maloula.

Viernes, 4 de septiembre de 2009.
Nos despedimos de Aleppo, y de uno de los mejores hoteles donde hemos estado alojados en este viaje. Nuestra primera visita es Serjelleh (Sergilla), ciudad muerta de la Ć©poca bizantina, esta ciudad fue una importante poblaciĆ³n agrĆ­cola durante los siglos V y VI. Los restos que visitamos son: los baƱos, iglesia cristiana, necrĆ³polis, y una casa de la Ć©poca. Un fuerte calor nos acompaƱa en esta visita por estas ruinas de esta ciudad muerta.




Nuestra siguiente visita es Maloula, en este pueblo se habla aĆŗn en arameo, lengua utilizada por Jesucristo. Visitamos el convento de San Sergio, donde una chica en una pequeƱa capilla recita el padre nuestro en arameo, luego en una de las tiendas del monasterio nos invita a vino de la zona. El convento data del siglo IV, y estĆ” construido sobre un templo pagano- DespuĆ©s de esta visita nos vamos a un pequeƱo mirador que se encuentra a la izquierda del convento donde podemos contemplar una vista general del pueblo, sus casas junto a la montaƱa le da un aspecto pintoresco y tambiĆ©n observamos en una de las montaƱas muchas gomas de camiĆ³n, preparadas para las hogueras, me comenta el guĆ­a que mucho de los habitantes de la zona son camioneros. Hablando de los habitantes muchos de los hombres visten pantalones bombachos de color negro.



Ahora nos vamos al otro lado de la ciudad, allĆ­ es donde vamos a comer, cerca del Convento Santa Tecla. Una vez mĆ”s, y ya van muchas, el guĆ­a solamente nos da la opciĆ³n de comer en ese restaurante, asĆ­ que algunos decidimos no comer en dicho local, y bajamos hacia el pueblo. Los que bajamos somos: JosĆ©, Antonio, David, Virginia, Marga, Charo, Ainara, Cristina, Inma y yo (Francis). Nos encontramos ningĆŗn restaurante donde comer, al final decidimos comer en una pizzerĆ­a, bueno lo de pizzerĆ­a entre comillas, un local donde hacĆ­an unas especies de pizzas en un horno tradicional, la verdad que estaban buenĆ­simas, con decirles que me comĆ­ dos porciones. Hemos tenido que improvisar nuestro almuerzo, pero ha salido muy bien entre las pizzas, una tienda de refrescos, que tenĆ­a de todo y otra de dulces, tuvimos de sobra. Volvemos sobre nuestros pasos hasta el Convento de Santa Tecla, la visita la hacemos nosotros solos, el guĆ­a estarĆ” algo cansado porque no nos acompaƱa. El monasterio estĆ” edificado junto a la cueva en la que, segĆŗn la tradiciĆ³n, vivĆ­a la santa, y en la que reposan sus restos. Bueno como el guĆ­a no nos comento nada de la historia de Santa Tecla, a lo mejor si la comento y yo no estaba presente, no vamos a cargar tanto contra Ć©l, os cuento la historia: Tecla era hija de un prĆ­­ncipe selĆ©ucida y discĆ­­pula de San Pablo. SegĆŗn la leyenda, la santa, cuando huĆ­­a de los soldados, que la perseguĆ­­an por su fe cristiana, se encontrĆ³ ante una montaƱa que le impedĆ­­a el paso. ComenzĆ³ a rezar y, entonces, la montaƱa se abriĆ³. Penetrando a travĆ©s de la hendidura que se habĆ­­a producido, Tecla llegĆ³ a la cueva en la que iba a pasar el resto de sus dĆ­­as. Una vez visitado el monasterio, incluida la cueva donde contemplamos a una de las monjas tejiendo, y la parte exterior se encuentra una fuente, nos dirigimos hacia el desfiladero que dio origen a la leyenda. Una vez mĆ”s con el tiempo justo, tenemos que visitar el desfiladero a toda prisa, es asĆ­ que no llegamos al final. Partimos hacia nuestro destino final, Damasco, antes de llegar hacemos una parada tĆ©cnica para ir a los servicios.




A la entrada de Damasco estuvimos parados en un gran atasco, debido a la visita del presidente de Venezuela. Nos dejan en el hotel, y subimos a nuestras habitaciones a descansar. Estamos alojados en el mismo hotel que el primer dĆ­a que estuvimos en Damasco. Cogemos un taxi, Beatriz, JosĆ©, Inma y yo, nos dirigimos hacia el centro de Damasco, casco antiguo, ya que hemos quedado con el resto del grupo en La Mezquita Sayyida Ruqayya y su fabuloso mausoleo. La mezquita Ruqayya es el mausoleo de la hija del martir Hussein de Kerbala, el recinto donde se encuentra el cuerpo de Ruqayya, es un Ć”rea accesible tanto desde la zona destinada a los hombres como la de mujeres, ya que las entradas son separadas. Es un lugar que impacta, comenzando por una suntuosa decoraciĆ³n que nunca antes habĆ­a visto, los colores, techos altos, una bĆ³veda circular que capta la mirada atĆ³nita de todos, mosaicos de espejo y cristal, pisos de marfil y una mezcla sutil de dorados y azules que se repite en cada sala y te dejan boquiabierto. Como Marga, Antonio, David, Charo y Felipe, que llegaron antes que nosotros, le dieron en una bolsa la cena, vas a rezar, te dan la cena, y luego todos se quedan hablando en la mezquita, los seƱores que estaba en la entrada hicieron de guĆ­a, y el guĆ­a del viajes nos habĆ­a comentado que tuviĆ©ramos cuidado y fuĆ©ramos respetuoso porque el lugar era mĆ”s estricto, la verdad sea dicha fueron muy amables y nos trataron muy bien. Una vez realizada la visita nos fuimos a cenar a una terraza que estaba en la parte alta de un edificio, enfrente de la mezquita de Los Omeyas, no vendĆ­an alcohol, pero si tenĆ­an narguile. Una vez terminada la cena nos dimos una vuelta por el zoco, una vez terminada la visita y realizadas algunas compras. Luego nos fuimos hacia el hotel en un taxi, tuvimos que preguntar varias veces a los taxistas porque algunos nos querĆ­an cobrar un importe fijo y nosotros querĆ­amos que usaran el taxĆ­metro.




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