Destacado

Italia 2006: Venecia, I Parte.

Miércoles 9 de agosto de 2006. Nuestro séptimo día en Italia.

Nos levantamos, nos preparamos, desayunamos y me voy a recoger el coche que lo hemos dejado en el parking. Cargamos las maletas en el coche y salimos hacia Venecia, son las 8:30 horas. Llegamos a las a fuera de Venecia, fui hasta al aeropuerto Marco Polo, estamos buscando donde dejar el coche, para no entrar en Venecia con el coche, ya que los pocos aparcamientos que hay en Venecia son muy caros. Vemos que en el aeropuerto, también es caro, pues nos dirigimos a una zona industrial, Mester, que hemos leído en Internet que podemos dejar el coche, son zonas preparadas para dejar el coche, y por un módico precio te lo vigilan, 3,50€ el día. Y esta zona está muy cerca de la parada de guagua (bus) que te lleva a Venecia, cogemos la guagua y en cosa de minutos estamos en Venecia. 


Nos dirigimos caminando hacia el gran canal, una vez allí cruzamos por un puente, y ya estamos en la parte donde está la estación de ferrocarril, ahora vamos a buscar nuestro hotel, subimos por la calle que nos lleva hasta la plaza de San Marcos, y a pocos minutos, unos diez, de la estación del ferrocarril encontramos nuestro hospedaje. Ya comenzamos a apreciar lo mágica que es esta ciudad rodeada de canales, y vamos comprendiendo su fama mundial. Como la habitación aún no está lista, son las 11:30 horas, dejamos las maletas y nos vamos a pasear, nos tomamos unas cervezas en uno de los bares de la zona. Luego nos fuimos almorzar a un sitio muy cercano del hotel, bueno y barato. Después de comer nos fuimos al hotel. Colocamos las maletas y descansamos un rato. La habitación da para uno de los canales.


La anécdota del día, es la siguiente: Al entrar al baño no encontrábamos el plato ducha, ¡Ay, Dios mío!, que la ducha va ser común, y mira que se lo dejé bien claro a la recepcionista, le comento a Inma, vamos a fijarnos bien y al final encontramos el grifo, pero estaba solamente el grifo, cuando nos fijamos en el suelo en el centro del baño teníamos un sumidero, eso implicaba que el plato ducha es todo el baño, “jeje”, es una forma de ahorrar espacio, no creen ustedes.

Nos ponemos en marcha comenzamos a caminar por las calles estrechas de Venecia, a mirar tiendas, a parar en todos los edificios, a cruzar puentes, a ver pasar gente y más gente, hasta llegar al puente de La Academia, cruzamos el canal hacia la otra orilla, y seguimos bajando hasta llegar a uno de los puentes emblemáticos de la ciudad, el Puente de Rialto, muy bonito y lleno de gente, pero lleno, lleno. 



La Plaza de San Marcos. Impresiona, la verdad que sí y más aún cuando te das cuenta que el agua ya inunda parte de la plaza, una pequeña parte, pero hay agua. Pero los edificios que rodean la plaza son alucinantes, y no hablemos de la gran torre y los palacios, y por último el duomo, impresionante, maravilloso y no tengo palabras, hay que verlo. 







Sacamos las fotos correspondiente y nos dirigimos hacia un pequeño puerto donde están situadas unas góndolas, después de regatear el precio, decidimos subir, y paseamos unos 40 minutos por canales y más canales, y más canales hasta volver al Gran Canal, si señores lectores que bonito, (cuantas películas hemos visto sobre estos paseos en estas impresionantes góndolas). Seguimos bajando, pasamos por el mercado, que presenta una arquitectura maravillosa, pasamos por varias plazas nos tomamos un Spritz, bebida típica de Venecia, está compuesta de vino blanco, Selz y Campari Bitter, si se quiere más amargo Aperol, si se prefiere más dulce; lo más tradicional es tomárselo con Select. Normalmente esta bebida se sirve con un trozo de naranja o limón, o con una aceituna gigante. Una vez tomado el refrigerio, volvemos a retomar nuestro camino hacia el hotel pero como ya he comentado por la otra orilla del Gran Canal. 

Por el camino encontramos más y más canales, después de un buen rato llegamos al puente que habíamos cruzado por la mañana, que nos deja delante de la estación del ferrocarril. Llegamos al hotel, nos duchamos y luego salimos a cenar. Nuestro primer día en Venecia, y podemos decir, que no huele tan mal como se suele comentar. Nos leemos.

No hay comentarios